
Tejido de amor y esperanza
La Familia García es ejemplo de lucha y superación, transformando el dolor en esperanza. Con esfuerzo y apoyo, han construido un futuro tejido con amor, pan y aprendizaje.
En la actualidad, Kevin tiene 17 años, es un poco tímido y gusta de pintar y colorear en sus tiempos libres, cursa segundo año de bachillerato. Ahora, él se muestra muy interesado por sus estudios después del bachillerato y piensa optar por Repostería Profesional. Por otra parte, Ana María hace destreza de los dotes que Dios le ha dado. A ella le encanta, entre muchas cosas, tejer con crochet. Desde los 12 años, Ana María aprendió a tejer con crochet. Desde entonces ella teje cojines, cortinas, ropa, carteras, hamacas, y además borda en mantas. Ella ha encontrado a través de sus manualidades una forma de generar ingresos y sostener a su familia a través de los productos elaborados por sus propias manos. A Kevin también le ha sido heredado este don y a través de las enseñanzas de su madre lo ha perfeccionado y al igual que ella, Kevin también es capaz de bordar mantas e incluso demuestra a sus compañeros de escuela acerca del proceso.
De la mano con el tejido de crochet, Ana María también aprendió acerca de panadería. Por las mañanas se puede encontrar a Ana María al pie de un horno artesanal en donde hornea toda clase de pan (delicioso, por cierto) y que, en las tardes comercializa por todo el pueblo. A veces, como parte de sus horas sociales, Kevin ayuda en la preparación de la masa, de ahí su motivación por la repostería.
La elaboración de los productos de crochet conlleva la inversión de materia prima. Algunas veces, para Ana María es difícil comprar los materiales. Ayuda a esta familia a continuar con su emprendimiento que han tejido con mucho amor y esperanza. Sé parte del cambio y fortalecimiento de la familia García.